lunes, 24 de diciembre de 2007

El rey de los golpistas

Por Horacio Lira Teillery
El sí sabe de silencios ominosos: Juan Carlos de Borbón y Borbón se llama el Jefe de Estado del anacrónico “Reino” de España. Fue elegido por Dios y algunos de sus ángeles(1) para ejercer su alto cargo por el que cobra 9 millones de euros al año(2), lamió con fruición las botas del dictador fascista Francisco Franco, y guardó un cauteloso silencio durante la asonada golpista del coronel Tejero(3).
Poca gente recuerda ya las andanzas del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero. Menos aún son los que recuerdan los detalles de aquellos acontecimientos que sacudieron a España ese aciago día de febrero de 1981 en que un oscuro y zafio personajillo saltó a la erostrática fama de los criminales(4).
¿Por qué el señor Jefe de Estado español se sintió tocado por las palabras del Presidente Chávez, en circunstancias que estas no estaban referidas a su mayestática persona? ¿Por qué este noble caballero se siente interpelado por la palabra FASCISTA?
Era el 23 de febrero de 1981. A las 18 horas comenzaba la ceremonia de elección del nuevo Primer Ministro, Sr. Leopoldo Calvo Sotelo(5), la que fue abruptamente interrumpida por la violenta irrupción de un grupo de guardias civiles armados, quienes mantuvieron secuestrados a todos los diputados del Parlamento Español hasta altas horas de la madrugada, mientras esperaban los resultados obtenidos por el resto de los conjurados en Valencia y Madrid, principalmente. ¿Qué hizo mientras tanto el Príncipe Campanita(6), a esas alturas ya auto investido Rey por mandato divino? En lugar de usar inmediatamente los medios de comunicación públicos para desautorizar a los facciosos, guardó silencio durante ¡SIETE HORAS! y recién entonces -disfrazado de generalísimo de las Fuerzas Armadas-, anunció que el golpe había sido conjurado. En realidad, los generales Armada y Milans del Bosch habían fracasado en su intento de arrastrar a las unidades militares bajo su mando.
El señor de Borbón y Borbón sabe callar cuando la prudencia lo aconseja, y por eso es que la prensa de la oligarquía chilena -con El Mercurio(7) a la cabeza- e hispano americana, se refocila con la perentoria orden de callar que le espetó a Chávez.
Debió haber dicho: “¿Por qué no actúas cobarde y mezquinamente? ¡¿Por qué no te callas como yo?!”
1- Los del ala derecha del Coro celestial, pues al resto ni siquiera se le preguntó. Lucifer contó los votos.
2- Algo así como 18 millones de pesos chilenos diarios.
3- Malas lenguas insinúan que su silencio fue más de complicidad que de cautela.
4- Erósrato era un pobre diablo de la Antigüedad que para hacerse famoso no halló nada mejor que incendiar el Templo de Artemisa en la ciudad de Éfesos. Su nombre se usa en referencia a quienes se hacen célebres por su estupidez o por sus crímenes.
5- Si este nombre no le recuerda algo al lector, sepa que el líder del sedicioso partido monárquico -ajusticiado durante la República-, se llamaba José Calvo Sotelo. Era su tío.
6-Le decían así por el sonido de las campanas: ton-tin, ton-tin.
7-Este diario, conocido también como El Perjurio, forma parte de la red de desestabilización de los gobiernos democráticos de Suramérica. Se caracteriza por llevar la batuta de la maledicencia contra todo lo que huela a intereses populares.

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